LA LEYENDA DEL TIBICENAS
El
diablo conocido como Guayota, raptó al dios del sol Magec y lo llevó al
interior del Teide, conocido como Echeyde, en ese momento el mundo entró en oscuridad,
hasta que el dios del cielo, Achaman, lo rescató. En ese momento nacieron los
Tibicenas, que como seres nacidos de la oscuridad huyeron de Guayota, una vez
liberado el dios Magec, y se escondieron en cuevas, bosques y barrancos con
poca luminosidad.

Se presentan en
barrancos, caminos solitarios, siempre amparados por la oscuridad. Los antiguos
guanches parece que les rendían culto con pequeños sacrificios ante pequeñas
imágenes de terracota o barro cocido, como las encontradas en La Aldea, el
barranco de Guayadeque, Agaete y San Bartolomé de Tirajana, ídolos con forma
humana y de animales.

En la actualidad
también hay testimonios de la aparición de estos seres, ya que, hay que pensar,
que hasta hace 50 años, las carreteras en las islas eran escasas, se recorrían
grandes distancias a pie, lo que daba lugar a grandes caminatas nocturnas y
alimentar este tipo de leyendas.
En 1.932, en Las
Rosas (Galdar), un campesino tuvo un encuentro con un Tibicena que caminaba
erguido. Este relato se cuenta en la obra “Una dinastía guanche” de Pedro
Castejón.
Otro encuentro con
este ser se produce en los años 40 del siglo XX, en Mogán, sur de Gran Canaria,
cuando un campesino se dirigía a trabajar barranco arriba, antes del amanecer,
cuando topó con un cerdo de mediadas dimensiones, con mucho pelo negro y
brillante, en el cual pareció distinguir rasgos familiares, como si lo
conociera, ya que este se fue transformando en una mujer vecina del pueblo, que
le habló y le dijo: “No puedes contarle a
nadie quien soy; este secreto te lo tienes que llevar a la tumba, o si no, ¡tu
familia lo pagará!. El agricultor se asustó mucho, quedando profundamente
turbado,. Tardó varios años en contar esto a su familia, sin revelar quién era
la Tibicena.

Se han encontrado
distintos restos de enormes cráneos de perros desconocidos en algunos
yacimientos arqueológicos de Gran Canaria y Tenerife. Esto podría indicar la
existencia en el pasado de una raza de perro grande que comprometía la vida a
los aborígenes y que ha servido como base para construir una historia
alrededor, y a través de la transmisión oral, se convierte en la “Leyenda del
Tibicenas”…
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